lunes, 26 de noviembre de 2007

3. MÉXICO Y SU PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN

México intentó su industrialización a partir de la independencia. En abril de 1823, Lucas Alamán inició la promoción de la minería, inspirado por la concepción económica mercantilista. Para 1831 se fundó el Banco de Avío, bajo el gobierno de Anastasio Bustamante, con el objeto de fomentar la industria.

La invasión estadounidense en 1847 fue también otro elemento que frenó el escaso desarrollo que se venía dando a la industrialización en México. Debe agregarse a este acontecimiento la Guerra de Reforma, que regaló las intenciones de industrializar al país.

En los tres últimos decenios del siglo xix se presentó el auge industrial. La aplicación de las Leyes de Reforma, que adquirieron rango constitucional al incorporarse a las carta de 1857, originó un flujo de capitales hacia la inversión industrial.

La distribución del ingreso era desigual en una población diametralmente opuesta. La clase trabajadora era explotada mientras que las élites, protegidas por el gobierno de Porfirio Díaz, derrochaban la riqueza en el extranjero.

De 1934 a 1940 se repartió la tierra entre los campesino; se promovió la sindicalización obrera; se nacionalizó el petróleo, y se fundaron instituciones de crédito para financiar el comercio, la producción agropecuaria y la industria.

4. POLÍTICA DE INDUSTRIALIZACIÓN

El capital, la materia prima y el personal calificado son los requisitos básicos para la industrialización. Los recursos naturales sólo son importantes en la medida en que el hombre los aprovecha, y por ello su existencia es relativa.

En la época revolucionaria, México fue capaz de desarrollar amplios programas a largo plazo para poner en marcha soluciones a grandes problemas.

- Tecnificación.
- La inversión.
- La política fiscal.
- El financiamiento.

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